TENIENDO EN CUENTA LOS ULTIMOS SUCESOS DE LA ECONOMIA SOCIAL Y SOLIDARIA ¿POR QUE NO NOS JUNTAMOS DE UNA VEZ POR TODAS?
La derecha, la economía capitalista o los grandes grupos económicos no son quisquillosos. Palo y a la bolsa. Tienen estómago. Si hay que digerir sapos, se los tragan y hasta terminan gustándole. Tan ambiciosos son, tan incorporados tiene los hábitos del poder, tan vigoroso es su instinto de supervivencia, que cuando hay que sumar, toman aire, se amontonan y a otra cosa. Un apriete por aquí, otro apriete por acá, un lobby por allí un lobby por allá y alguito se va formando. Estos grupos son narcisistas, y cualquier cosa parecida a ella que vea reflejada en cualquier parte la atrae, la seduce, le despierta interés. Tal vez no se trate de otra cosa que de conciencia de clase. Probablemente, mirada de cerca y no precisamente desde este ángulo lejano, la gran economía con sus grupos no sea tan amable con ella misma como un coro de niños cantores. En su intestino se libran las más cruentas batallas y es obvio que hay degüellos. Pero puesta a pelear el poder, se engalanan, se hacen todo el mismo peinado y ahí van, dando la sensación hacia afuera de que van, en el intestino podrán librarse batallas, pero el intestino es uno solo.
En el Econosocialismo o Socio economismo somos otra cosa. Somos gente muy sensible. Somos gente que hilamos tan fino que terminamos peleada con otra gente que también hila fino pero un poco distinto. Estos grupos y personas somos ciclotímicas y alérgicas. Cualquier roce nos eriza la piel. El Econosocialismo o Socioeconomismo es afecto a las capillas, a las subdivisiones, a los subgrupos, a las aclaraciones, a los enconos prorrogados y sin fecha de vencimiento, a los egos desplegados como banderas unipersonales que jamás son reconocidas como tales y que se escudan en otras banderas más progresistas que la fiera y sencilla vanidad.
En el Econosocialismo o Socio economismo argentino todo el mundo se conoce, todo el mundo ha estado casado con la prima o el cuñado de alguien, todo el mundo alguna vez se ha querido muchísimo hasta que dejó de quererse y empezó a dejar de tolerarse. Como un organismo vivo pero con ciertas dificultades motrices, el Econosocialismo o Socioeconomismo late pero no avanza, y cuando avanza lo hace de un modo tal que un paso hacia adelante le asegure un próximo paso para atrás o dos. El Econosocialismo o Socioeconomismo se provee a sí mismo de sus propias desilusiones, de sus propios desencantos y sus propias encrucijadas. No hace falta que nadie le tienda trampas: se arregla solo.
Desde la platea, que ahora se ha extendido a los barrios y tiene muchos más espectadores, la gente interesada en la economía social, que ahora es casi toda la gente, presencia, percibe e intuye los recelos que sienten entre sí todos los que le gustan. Los que le gustan a la gente no se gustan entre sí. Los separan matices, pero en el Econosocialismo o Socioeconomismo un matiz es un mundo, una biblia -con perdón?, un dique separador de aguas.
Los dirigentes que trabajamos en este nuevo sector de la economía social y solidaria que tejemos y cosemos trabajosamente argumentos para elaborar precarios espacios y redes, todos nosotros sumados, sumamos algo, bastante, pero no sumamos, porque en este país el Econosocialismo o Socioeconomismo se ha caracterizado siempre por ser capaz de sacrificarse hasta si mismo en el presunto altar de la pureza de principios. Está muy bien tener principios, pero alguna vez se debería tener también desarrollo y desenlace. Está muy bien tener principios, pero uno se pregunta, al cabo de un tiempo de desencuentros, de tragos más que amargos, de derrotas, si esa defensa estrecha y desencajada de los principios no será una excusa, una tara, un vicio, una torpeza imperdonable. Si esa defensa y esos pruritos no serán un embudo previsto de antemano, por alguna falla genética en el inconsciente del Econosocialismo o Socioeconomismo, para asegurarse que allí se detendrá la marcha, que más allá de allí no pasará.
En la Economía Social y Solidaria y sus alrededores estamos acostumbrados a ser una expresión tan pulida, tan sutil y tan específica, que cada bloque de esta economía y sus alrededores pretende expresar con pelos y señales a unos cuantos? o a unos pocos?, que a su vez en cada ámbito reproducen el mismo tic. Capillas de coragianos, de razetianos, de cooperativistas, de comerciojustistas, de economistas solidarios, de economistas sociales, de truequistas, de mutualistas, de empresas recuperadas, de los que trabajan con el estado y de los que no, de las empresas sociales, de los emprendimientos, de los de la visión mas empresaria, de los de la visión mas cooperativistas de los del crédito y los del subsidio, en fin, capillas y capillitas que de pronto se erigen en submundos y provocan la ilusión óptica no sólo de no estar en todo de acuerdo con los iguales, sino además la otra, la de estar amenazados por los similares.
En ese ¿otro modo de hacer economía? que ya se convirtió en un cliché peligrosamente vacuo, debería incluirse no sólo la transparencia y la honestidad, sino también la tolerancia, que por supuesto ya está incluida pero con respecto al diferente. Y el Econosocialismo o Socioeconomismo es más tolerante con el diferente que con el parecido. Todos nos creemos dueños de la verdad. Todos tenemos el socioeconometro o el econosocialmetro. Todos somos los dueños absolutos de la verdad en la economía social y solidaria
En esta realidad donde se adivina la economía social formal y capitalista en un arco político, periodístico e intelectual (hoy Coca-Cola trabaja por los desnutridos de la Argentina jeje jeje), es hasta cómico imaginar la confabulación que en el que supuesta y afiebradamente todos nosotros concordamos, coincidimos, remamos, argumentamos y actuamos hacia el mismo lado , y comprobar después que todos nosotros nos seguimos pasándonos facturas de si somos mas de tal o cual espacio de las empresas recuperadas, si somos mas empresas sociales o no, si somos mas comercio justitas o no, o si estamos mas de acuerdo de trabajar con el estado o no, o si somos mas o menos Socioeconomistas o Econosocialistas
¿Será omnipotencia mal calibrada o será estupidez bien disimulada?
Los tiempos arden, muchachas y muchachos. Y la historia pasa y nuestra gente necesita seguir generando vida y economía social y solidaria hoy.
Hace más de tres años copiamos y parafraseamos a Sandra Ruso en su nota llamada “Progresismo” de Pagina12 del 19 de mayo de 2002 porque creímos que sintetiza bastante nuestra realidad como sector. Hoy este texto sigue siendo DOLOROSAMENTE actual
Petro Pereira – Ismael LunaExpertici@