En una nota publicada por el Diario La Nación, Hernán Español, propulsor de la iniciativa, relata la concreción de “En Buenas Manos”, una cooperativa de Trabajo compuesta por personas ciegas que ofrece servicio de masajes a empresas privadas.
Durante su estadía en Australia, Hernán Español trabajó en un laboratorio que, entre otros servicios ofrecidos para el bienestar de sus empleados, ofrecía masajes realizados por personas ciegas. Cuando se reinstaló en nuestro país, deslumbrado por esta iniciativa comenzó un largo camino que culminó en la fundación de la hoy Cooperativa de Trabajo “En Buenas Manos”.
Español aclara que los chicos se refieren a su ceguera con total naturalidad y aclara que: "La palabra ciego tiene una connotación negativa, pero nosotros somos ciegos, y no tiene nada de malo ser ciegos, con lo que la palabra tampoco debería serlo".
En el 2007, cuando español regresó a la argentina, se planteó esta idea como un desafío para instalar en el país. Sin embargo, a la hora de presentarla en la Federación de Ciegos, recibió la primera negativa. Dos años más tarde, Hernán se encontró con Mónica Espina, directora de la Fundación Audela, una ONG de San Isidro que trabaja con la discapacidad. "Me felicitó por la idea, pero me dijo de todo menos lindo por haberlo dejado dormir dos años." El contacto con Espina le posibilitó conocer a dos personas ciegas, y así saber cómo se sentían ellos con respecto al proyecto.
"Ellos fueron muy honestos conmigo desde el principio. De hecho, la primera vez que fui a almorzar con uno de los chicos, Javier Suñé, le pregunté cómo pensaba que estábamos encaminados. Y me respondió: Bien, bien, es un proyecto con mucho potencial, que está avanzando bien. Pero para serte sincero, va a pegar un salto en el momento en el que vos dejes de mirar cada movimiento que hago cuando estoy comiendo", recuerda Español entre risas.
Con Javier Suñé, Hernán habló de un informe de la Fundación Par, que se refiere a la problemática respecto a la tasa de desempleo en la población con discapacidad (73%), y lo comparó con la paradójica estadística de que al 84% de las empresas le parece posible y contrataría a personas con discapacidad. Esta dicotomía sugirió que el conflicto no estaba en la predisposición de las firmas, sino en otro lado. Entonces llegaron a la conclusión que, en primer lugar, hay que desterrar los prejuicios. Pero que por otra parte, pese a que las personas con discapacidad saben y pueden hacer cosas, las empresas no siempre detectan las competencias que tienen. Por eso es desafío siempre hacer visibles esas capacidades que le pueden agregar valor a la compañía.
En Buenas Manos, pretendió desde su nacimiento cumplir con este objetivo. La misma se fundó en junio de 2011, al principio con Hernán como inversor para poder adquirir una estructura, con las sillas y los materiales necesarios para llevar el servicio a las empresas. Investigó el mercado, buscando empresas clientes, para ver si podía funcionar un proyecto como el que él estaba impulsando. Más adelante, cuando algunas corporaciones decidieron contratarlos, Hernán tuvo que salir a convocar a un pequeño equipo de chicos ciegos, entre 24 y 38 años, que querían trabajar, tener un sueldo propio (el Estado les daba una pensión de $ 900 mensuales), independizarse y capacitarlos.
El primer grupo constaba de cuatro masajistas, y poco tiempo después debió extenderse a seis. Finalmente, y una vez que la estructura funcionaba, se formalizó como una cooperativa, que por el mínimo requerido de integrantes quedó conformada por el comité actual: nueve masajistas y Hernán. La segunda masajista, Mirna Camarra, es la actual presidenta de la cooperativa, y desde junio de 2011, cuando iniciaron sus actividades, han trabajado con 20 empresas.
Durante el primer tiempo se realizó mucha difusión desde la organización, pero hace un año que la cooperativa, que es autosustentable, no precisa publicitarse. "Es más el boca a boca -explica Español-. Comercialmente es un servicio que es muy atractivo. La empresa, mientras que le da masajes a sus empleados, mejora el clima laboral a la vez que está haciendo una acción de Responsabilidad Social Empresaria. Nosotros nos conformamos para dar empleo a la gente con discapacidad, por lo que a las compañías les cierra esta situación win-win porque nos involucran en su cadena de valor."
Sin embargo, esto no es suficiente para quien se autoproclama como apasionado por emprender y desarrollar proyectos. Luego de darse cuenta de que las personas con discapacidad necesitaban abrir muchas puertas en el mundo del trabajo para poder mostrar sus potencialidades, Hernán empezó a buscar qué otras ventajas competitivas podía encontrar para este grupo poblacional. Así está desarrollando otro proyecto, esta vez con gente hipoacúsica, que comenzó con la idea de ofrecer la tarea de digitalización de documentos: facturas, órdenes de compra, órdenes de pago, remitos y demás. "Este tipo de labores son muy útiles para el Gobierno, por ejemplo. Así, en una licitación para el Estado en la que participa una organización sin fines de lucro que contrata a gente con discapacidad, frente a una empresa privada que brinda el mismo servicio, debería quedar elegida la primera.
Desde FECOOTRA, celebramos la constitución de En Buenas Manos y la iniciativa de este empresario, quien recogió buenas experiencias viviendo en el exterior y las trajo para su país natal, preocupado por mejorar las condiciones de vida de las personas discapacitadas, potenciando sus virtudes y brindando con ellas un buen servicio.
Fuente: La Nación
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